Mediante el contacto con nuestros propios límites y el trabajo con nuestras potencialidades, podremos comenzar a vernos con nuevos lentes, a sentirnos con más fuerza (energía, vigor), y a vincularnos con nuestro entorno de un modo más equilibrado.

Vivimos en una cultura que no para de decirnos lo que ‘tenemos que’ ser o hacer. Y en este contexto, ‘ser quienes somos’, es una des-obediencia necesaria, una intención sanadora, una acción –en alguna medida– (r)evolucionaria.

No se trata de ‘cambiarte’, se trata de dejar de desperdiciar tiempo y esfuerzo valioso en ser quien no-sos; se trata de re-encontrarte en vez de abandonarte, de re-conocerte en vez de compararte, de comprenderte en vez de reprocharte, de re-conciliarte en vez de juzgarte, de aceptarte en vez de buscar la aprobación de otrxs, y gracias a todo ello, fortalecerte, encontrar tu propio eje, y crecer.