Cada día que pasa en Argentina, en promedio, un hombre asesina a una mujer (o a una travesti, o a una feminidad trans)… Esto me indigna y me enfurece –para qué negarlo–. Pero no es lo único…
Lo que me indigna y entristece, son la indiferencia, la falta de comprensión y empatía, y las justificaciones de otros hombres –y también mujeres– que buscan minimizar estos hechos, como si fuesen “casos aislados”, o perpetrados por “algún loquito suelto”, o que “no es para tanto”…
O, lo que es peor, cuando culpan o responsabilizan a las víctimas (“se lo merecía”, “se lo buscó”), cuando se ponen a la defensiva (vaya a saberse por qué!), cuando piensan y hablan como “abogadxs del femicida”, cuando quieren discutir sobre ‘la inexistencia del patriarcado’ y/o del machismo (que no son la misma cosa… sobre eso escribí AQUÍ y Aquí); y –finalmente– cuando reniegan o despotrican contra el feminismo y/o las feministas.
En la facultad de Psicología (y en toda otra ciencia social) estudiamos algo que se llama “Subjetividad”, que es un término complejo. No quiero detenerme en la explicación del concepto, pero sepan que excede a lo psíquico, pues todo ser humano ES en relación a un entorno social, histórico, cultural; a las vivencias particulares y al singular modo de procesar y reaccionar ante éstas (lo biológico, los genes, por lo general predisponen, pero no determinan; la decisivo es la interacción de cada persona con el medio familiar/institucional/social/). Nuestras vivencias nos van moldeando, marcando, cincelando… y también cuenta lo que cada persona hace con lo que va viviendo.
¿Para qué traigo esto? Para hablar, a grandes rasgos, de la “Subjetividad masculina” y de la “subjetividad femenina”, y de los ‘mecanismos sociales’ que las van configurando.
Desde que nacemos, somos objeto de complejos mecanismos de control (y dominación), diferenciados para hombres y mujeres. Hay que ser muy necio/a para negar que existan estos mecanismos, pues está claro lo distinto que es el mundo de (y para) los hombres y de/para las mujeres (y para las identidades trans –masculinas o femeninas–, y ni hablar para las personas no-binarias).
Las niñas van aprendiendo, aceptando y naturalizando –a través de distintos medios y ‘vías’– que pueden ser cosificadas, sexualizadas, que sus cuerpos son objetos del poder y del deseo de otros (en general, hombres).
Por todos lados y EN TODO, hasta en lo más nimio de la vida, se bifurcan caminos y posibilidades distintas para ellas y para ellos, lo que llamamos “Mandatos y Estereotipos de género”…
Y lo peor, es que a las mujeres se les da Mensajes y Mandatos contradictorios (pues, como dijo Bart Simpson en un viejo episodio: “Malo si lo haces, malo si NO lo haces”).
Por favor, tomen unos minutos para ver este Video, se titula "Sé una Dama, decían":
Tomemos, por ejemplo, cómo las mujeres fueron contadas en los cuentos infantiles: siempre estuvieron pasivas y a la espera de que las rescatasen, siempre tuvieron un rol o papel secundario, o vivieron siempre para su imagen –cuidando su cuerpo y vestimenta–, tuvieron que seguir una tradición familiar o un legado que no tuvo que ver con la elección o el deseo; se peleaban o competían entre ellas, etc.
Para ellas, la belleza aparece focalizada en lo físico, y es una belleza que, además, es inalcanzable.
¿Creen que es casual que casi todas las nenas quieran disfrazarse de princesas, y los nenes de superhéroes? Parece muy natural, no?... “Cosas de nenes”, y “cosas de nenas”… y lo que es ‘para unos’, está vedado para las ‘otras’.
“A los niños (y hombres) se les enseña el Ego, y las niñas (y mujeres) se les enseña la Culpa”, según un artículo periodístico.
Sólo basta que observen y analicen cómo es el rol de las mujeres en las series y películas, cuál es su nivel de importancia, cuándo son “buenas” o “malas”; o vean los contenidos de los segmentos ‘para ellas’ en noticieros y diarios/revistas; vean cómo se distribuyen los puestos de poder en las instituciones (privadas y estatales); vean el tipo de delitos por el cual se encarcelan a hombres y a mujeres; vean qué tipo de publicidades se dirigen a ellas o a ellos (y cómo, a través de qué imágenes, de qué situaciones); miren los autos por la calle y cuenten cuántas mujeres conducen con un hombre de acompañante, y cuántos hombres conducen con una mujer de acompañante; vean qué tipo de carreras y empleos tienen la mayoría de los hombres y de mujeres… De música y deportes, mejor ni hablemos…
A las mujeres se les reservan roles pasivos, de acompañantes, de fans, de seguidoras, de asistir, de cuidar, de comprender, de perdonar, de sumisión, de sacrificio, de limpieza, de servicio, de paciencia, de ‘recato’, de ‘esperar a que las elijan’, de satisfacer al resto… y seguro esta lista podría seguir y seguir.
Bueno, todo esto, esta inferiorización e infra-valorización de las mujeres y de lo femenino, comenzó hace miles de años… Y se avaló filosóficamente, se avaló religiosamente, políticamente, social y culturalmente… Veamos algunos pocos ejemplos:
El Patriarcado es el –quizás único– sistema social que sobrevivió a todos los cambios que hubo en la sociedad mundial, tanto a nivel político como económico; y esto no es ‘casual’, sino “funcional” (sólo para mencionar algo: es difícil imaginar que el capitalismo haya podido imponerse y sobrevivir sin el “trabajo gratuito” de las mujeres en las casas –muchas veces luego de su jornada laboral afuera–: limpiar, comprar, cocinar, lavar, planchar, cuidar, atender, servir, procrear, criar, llevar / traer, etc.).
“Bueno, pero ellas lo eligen”… dicen algunxs.
¿No les parece raro que las mujeres “elijan” vivir con sus golpeadores, humilladores, con sus potenciales femicidas? ¿No les llama la atención que “elijan” ser prostituidas, y pretender hacer de ello una profesión? (que vale aclarar: es para uso y abuso masculino, para satisfacer su afán de violencia sexualizada, donde la mujer –o travesti o trans– es cosificada)…
Hace poco leí que una mujer escribió algo como esto en una red social:
para quienes creen o sostienen que en Occidente las mujeres ya no están sometidas, les recuerdo que en las grandes ciudades –como por ejemplo Buenos Aires–, las depiladoras ofrecen un servicio denominado "tira de cola", que consiste en derramar cera caliente alrededor del año y aledaños porque a los tipos les gustan los ojetes "limpitos"… ¡Y las mujeres lo hacen!!
Es absolutamente impensado e IMPOSIBLE que tantas mujeres “elijan” tantas cosas que las lastiman, las humillan, las enferman, las matan, a menos que no hubiese una fuerte ‘programación’ y ‘entrenamiento’ (con premios y castigos) para que realicen lo que se espera de ellas.
"¿Vos viste cómo vienen las nenas hoy?" escuché decir un millón de veces (como responsabilizándolas a ellas) ante el fenómeno de hipersexualización de las niñas. Las niñas no "vienen" de ninguna forma! Las niñas aprenden a desear ser lo que el mercado patriarcal y los modelos imperantes de feminidad establecen que las mujeres ‘somos’. (A. Benítez)
Para los hombres también hay mandatos, desde ya: el primero, es “ser Hombre”, y eso significa no hacer ni tener nada de lo que se espera y se reserva para una “mujer” (o cosas alejadas de la masculinidad cis-hétero-normativa):
No camines, no corras, no gesticules, no hables, no te vistas, no te veas, no te comportes, no llores… “Como una nena, como mujer, como marica/trolo/puto”.
Pero para las mujeres, incluso lo que se les concede (como el llorar), es sancionado cuando se hace por ‘fuera del libreto’: muchas veces su llanto molesta, exaspera, y las tildan de inestables, locas, boludas, frágiles/débiles… o “demasiado emocionales” (‘irracionales’). Esto sucede tanto en ámbitos públicos como privados: cuando el novio o marido violento se molesta porque llora enfrente de otras personas, y encima la culpabiliza por “hacer una escena”… (motivo suficiente para seguir violentándola luego). Las frases típicas que utilizan, son: “¿ya empezás…?”, “¿otra vez vas a llorisquear?”, y (el colmo del cinismo y la manipulación psíquica –o terrorismo psicológico, como prefiero llamarle–, es) el posterior a la golpiza: “¡mirá lo que me hiciste hacer!”
Pero, como escribió una feminista que admiro, los hombres (los ‘machos’) sí lloran: “lo hacen para manipular, para decir que se arrepienten de los golpes o destrozos, para decir mentiras; lloran en reuniones familiares para hacerse los pobrecitos y hacer quedar a las mujeres como ‘las brujas malas’ que los atormentan; lloran ante lxs hijxs, ante sus madres, ante sus amantes, ante la gente a la que cagan”… pero ese llanto de novela no les impide volver a ejercer violencia.
Para ELLAS la Culpa, para ELLOS, la disculpa…
Si su hijx se porta ‘mal’ o tiene algún problema, culpa de ella… Si falta o se rompe algo en la casa, culpa de ella… Si está con un violento, culpa de ella… Si no se va de la casa, culpa de ella… Si él le pega, culpa de ella… Si quedó embarazada, culpa de ella… Si no lo dejó, culpa de ella… Si le gritaron cosas por la calle, la apoyaron en el subte, le tocaron el culo en el boliche, la acosaron en el trabajo, la abusaron o la violaron: CULPA DE ELLA…
“¿Qué hacía ahí… por qué iba sola?… por qué se pintó los labios?… por qué se vistió así?… por qué sale si tiene hijxs?… por qué no hizo que él se ponga preservativo?… por qué no tomó pastillas?… por qué no se dio cuenta de que estaba con un sociópata violento?… por qué no se dio cuenta que el tipo abusó de su hijx?… por qué no se defendió?… por qué lo permitió?… por qué no aprende defensa personal?… POR QUÉ NO HIZO ALGO?”
Y cuando ELLAS hacen “algo” frente a todo este horror, frente a toda esta hostilidad, frente a todo este odio y desprecio, frente a todas estas amenazas y frente a todas estas –y otras– violencias, les salen con el “Son extremistas”, “son feminazis”, “no se comportan como las feministas ‘de antes’, que ‘sólo pedían votar y tener igualdad’…” (claro, ni saben que “las de antes”, a veces también ponían bombas)…
Me parece lo más lógico y comprensible que, por la cantidad y el grado de agresión y violencia recibida por hombres a toda edad y en todo ámbito, y que luego de haber sido engañadas y traicionadas incontables veces, no quieran ni ver ni saber nada con los tipos; que pinten consignas en las paredes como “¡Dejen de matarnos!”, que rompan y quemen cosas cuando ‘la justicia’ deja libres a sus violadores, que protesten con el torso descubierto por la interrupción voluntaria del embarazo (¿notaron que el machismo sanciona el cuerpo de las mujeres siempre y cuando no sea para su deleite?… hasta de una mujer amamantando se quejan!, como si fuese una ‘inmoralidad’)…
Por el otro lado, de ELLOS, de ‘los tipos’, ni ‘mu’… Silencio. Nadie sabe quiénes son, ni sus nombres, ni conocen sus caras, ni cómo iban vestidos… NADA.
Son los que prostituyen (‘comprando el consentimiento para violar’… pues la otra persona NO tiene ningún deseo ni atracción), los que no usan forro –olos que se lo sacan en medio del acto sexual–, los que embarazan, los que desaparecen y no se hacen cargo, los que no cumplen con la cuota alimentaria, los que no cumplen con los días/horarios de visitas –los que ven a sus hijxs cuando se les canta el… cuando se les antoja–, los que las siguen, los que las acosan, los que amenazan con que “si me dejás te mato”, “si me voy te cagás de hambre”, son los que humillan y denigran, los que golpean, son los que violan, son los que las matan (tanto si ellas se quedan o si se van… si denunciaron o si no… si tenían orden de restricción o no).
Y después, de ELLAS, se espera que no desconfíen de ‘TODOS los hombres’; que protesten, PERO sin romper nada; que se quejen, sí… PERO en voz baja –para no molestar tanto, vió... "Queda mal"–; que no sean “exageradas”, que se vean ‘respetables’, que “no pinten las paredes, que son de todos!”, que “ese no es modo de protestar, femi-nazis!”… (y otros calificativos más vergonzantes aún: ‘gordas’, ‘odia-hombres’, ‘feas’, ‘negras’, ‘planeras’, ‘separatista’, 'luchonas', ‘idiotas’, ‘terroristas’… Etc.)
El MACHISMO es opresión, dominación. El FEMINISMO (que no es 1, sino muchos y variados) es liberación; es –en esencia– un proyecto de transformación radical de la sociedad, no busca la simple ‘igualdad’, ni se contenta con reformas o la aprobación de leyes (aunque muchas veces no se conozcan, no se cumplan ni se respeten, no implica que no sean importantes). Su proyecto ‘político’ es el de ‘des-patriarcalizar’, ‘des-colonizar’, poder vivir sin miedo, sin violencias ni discriminaciones, con equidad y justicia.
Existen –desde ya– hombres que no adhieren ni comparten los mandatos patriarcales ni la cultura machista –aunque hayan sido socializados como tales–. Pero antes que sumarse a los paros / marchas / manifestaciones o ámbitos feministas, pueden comenzar por ‘desertar’ primero de las filas del machismo, por interpelar toda práctica machista en su entorno de amigos/ compañeros/ conocidos, por no ser cómplices silenciosos de las violencias sexistas, por des-vincularse y agruparse con otros para alzar su voz en contra del ‘orden social patriarcal’.
Es urgente y necesario empezar a replantearnos todas estas y otras cosas… Esta sociedad sigue produciendo victimarios varones, y víctimas mujeres. Revisemos la parte que nos toca en lo micro, pero la clave está en las acciones que tanto mujeres como varones puedan realizar como conjunto, como colectivos. Termino con esta cita:
"Sin lucha, no hay progreso... Aquellos que dicen estar a favor de la libertad pero desprecian la agitación política, son quienes quieren cosechar sin haber sembrado; quieren la lluvia sin el rayo y el trueno; el océano, sin el horrible estruendo de sus caudalosas aguas. Esta lucha puede ser moral, física o de ambos tipos, pero en cualquier caso ha de ser una ‘lucha’... El poder no concede nada si no se le exige. Nunca lo ha hecho, ni nunca lo hará." (F. Douglass, abolicionista de la esclavitud humana).
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