(sobre las violencias machistas 'bajo techo' durante la cuarentena)
La Pandemia del COVID-19, opera en paralelo con OTRAS Pandemias…
Por ejemplo, la Violencia Machista (y la Cultura Patriarcal –hétero-cis-sexista– que la fundamenta).
Sabemos que la pandemia y la ‘cuarentena’ obligatoria, afectan más a las poblaciones más vulnerabilizadas y empobrecidas, y respecto a la “violencia doméstica”, afecta a las personas más castigadas y sometidas por la violencia machista (niñxs, mujeres, y trans/travestis de todas las edades)…
La cuarentena, la reclusión en el ámbito doméstico, obliga a muchas personas a pasar las 24 hs. bajo el mismo techo que su maltratador/abusador/violador y potencial femicida.
Si en circunstancias habituales las violencias se dan en determinados días u horarios, ahora corren peligro a toda hora, en todo momento…
Todo roce, toda frustración y descontento, los violentos lo redirigen como agresión hacia “su blanco favorito”, y ‘cualquier chispa’ puede encender ‘su mecha’.
Es bueno repasar las DISTINTAS FORMAS DE VIOLENCIA.
* Violencia simbólica: insultar, menospreciar, degradar, denigrar, no dirigir la palabra, no mirar, no responder; considerarla ‘incubadora’, ‘criada’, ‘sirvienta’, ‘inferior’… reforzar su inseguridad… etc.
* Violencia psicológica: gritarle, aterrorizar (romper o dañar sus cosas, golpear paredes u objetos en su presencia, etc.), humillar, atemorizar, degradar, denigrar, hacerle creer o sentir que hace todo mal, que no sirve para nada, que es fea, que nadie se fijaría en ella, que debe agradecer que él le dio bola y todavía la aguanta… Prohibir o desalentar que estudie o trabaje, que tenga amigxs, que tenga contacto con su familia o con cualquier persona que no sea él (aislarla de su círculo y entorno social, cortarle sus redes de apoyo y pertenencia)… [esta forma de violencia la abordé en este Escrito].
* Violencia económica:no permitir que opine o sepa sobre los ingresos y egresos, controlar el dinero del que puede disponer, dejar de darle dinero, hacer que se ocupe de las tareas de limpieza / cuidado y todo lo relativo a lo doméstico de la casa “porque le corresponde”; prohibirle trabajar para otra persona fuera de la casa, etc.
* Violencia física: zamarreos, empujones, patadas, tirar del cabello, cachetadas, trompadas, golpes de puño, etc.
* Violencia sexual: tocar o acariciar ciertas partes del cuerpo (sin consentimiento en el caso de personas adultas), mostrar los genitales, toda la gama de “abusos” sexuales, violación…
El entorno familiar sigue siendo el más peligroso para las mujeres y niñxs: más de la mitad de los agresores, son padres, tíos o abuelos (en la niñez y adolescencia), y parejas o ex parejas (en la juventud y adultez)…
Estadísticamente, la violencia sexual (una de las formas de violencia más atroces) es más frecuente en niñas, mujeres y chicas trans menores de 19 años; las mujeres de hasta 40 años suelen sufrir más violencia física, y las mayores de 40 sufren mayormente violencia psicológica (la cual empieza a percibirse y a denunciarse más… antes se la naturalizaba o se la ‘romantizaba’… por ejemplo: el viejo “si te cela es porque te quiere”).
Gracias al movimiento feminista, las mujeres y disidencias cada vez callan menos, y el derecho a vivir sin violencia es una de sus principales reivindicaciones.
Sabemos que “La Pirámide” de la Violencia Machista inicia con los “Micro-machismos”, y con las “formas blandas” de violencia (chistes misóginos, sexistas, transfóbicos, las típicas frases machistas que eran/son casi de ‘sentido común’, la ideología del “amor romántico” –posesivo, cosificante, objetivante: la idea de conquista, de propiedad privada, el “sos mía y de nadie más”, etc.–), y termina con las violencia física, sexual, y finalmente, el femicidio.
Seguramente, ya lo he dicho/escrito:
El problema de las violencias de Género no es “cosa de mujeres”, al contrario, es un tema que atañe a los Varones, pues son los agentes ejecutores, los victimarios…
Pero también concierne a la sociedad toda: a la cultura, a la manera de criar, de educar, de entretener, de divertir, de bromear, de jugar, de amar, de gozar…
Porque los golpeadores, violadores y femicidas ‘no nacen’, “SE HACEN”…
Y durante mucho tiempo –demasiado– la sociedad ‘naturalizó’, ‘desoyó’, permitió, hizo la vista gorda, no se metió, justificó, encubrió, perdonó a hombres (e instituciones) que cometieron toda clase de atropellos contra las mujeres y disidencias.
La única forma de terminar con esto, es involucrarnos (TODeS!);
La única forma de terminar con esto es practicando la EMPATÍA (sentir como propio el dolor y sufrimiento de OTRAS/Otres;
La única forma de terminar con esto es dejando nuestra zona ‘de confort’ y salir del “encierro ombliguista”…
La única forma de terminar con esto es dejar de creer/pensar/sentir que “son locas”, que “exageran”, que “son todas iguales”, que “son todas putas”, que “son feminazis”, que “son hombres disfrazados de mujer”, que “están enfermxs”, que “les gusta que las traten mal”, que “les gusta la pija”; etc.
El Patriarcado lleva siglos… impregnó la filosofía, la religión, la política, la economía, las relaciones sexo-fectivas, la crianza, el trabajo (dentro y fuera de la casa), la amistad, el espacio público, el arte, la cultura, la guerra, las instituciones… TODO!
Pero antes pasaba desapercibido, era invisible, no tenía nombre, se lo veía como algo “natural”, “normal”…
Ahora se lo nombra, se lo ve, se lo cuestiona, se lo denuncia, se le da pelea, se lo enfrenta… Y eso, a “los machos” (sujeto político del ‘orden patriarcal’) no les gusta ni medio, pues quieren seguir aprovechándose de su posición de poder, de continuar sometiendo, utilizando y beneficiándose de la opresión de las mujeres y feminidades.
Volviendo al aquí y ahora:
¿Qué podemos hacer con quienes conviven con un macho maltratador, violento, violador, o socicópata?
Ayudar en lo que podamos:
Brindándoles oportunidades (refugio, techo, comida, trabajo, etc.), ofreciendo nuestra escucha, comprensión (y no el juicio, la acusación o la crítica), paciencia (en lugar de intolerancia);
Presionar para que las instituciones del Estado que –se supone– se encargan de impartir justicia (jueces, abogadxs, policías, oficinas de atención a las víctimas, etc.) sean parte de la solución y no del problema, que ayuden a las que son víctimas en lugar de re-victimizarlas o culpabilizarlas, dejando de cargar la responsabilidad encima de ellas…
Presionar para que la “Justicia” llegue, y pronto!
Presionar para que entiendan que NO PUEDE SER que muchas asesinadas se hayan cansado de hacer denuncias, que los femicidas tuviesen la perimetral, que les hayan dado a ellas el ‘botón antipánico’, y que NADA de eso haya servido para salvarles la vida…
Participando de marchas y manifestaciones (las mujeres cis/trans y travestis), unirse a agrupaciones o armar redes de apoyo y contención, armando grupos de reflexión (los varones), leyendo, compartiendo material por las redes sociales, charlando con conocidxs y familiares, ejercitando el cuestionamiento a nuestras propias creencias y prejuicios (buscando detectar –y erradicar– aquellos contenidos patriarcales)…
Dejando de alimentar los estereotipos sexistas/machistas, dejando de creer que ELLAS son las débiles, sensibles, las ‘princesas’(pasivas, sumisas, superficiales, y dependientes de un ‘príncipe azul’ que las ‘salve’ o rescate), futuras madres y amas de casa… y que ELLOS son los ‘reyes’, los ‘héroes’, los fuertes, los futuros proveedores, los ‘conquistadores’, los ‘jefes’…
Haciéndole saber a los Machos violentos que no están solas…
Haciéndole saber a Ellas que no están solas, que les creemos, que cuentan con ayuda y apoyo desinteresado (y des-sexualizado)…
Difundiendo las migajas que el Estado brinda para situaciones críticas...
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