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  • Foto del escritorLic. Diego S. Gómez

El OBJETIVO de la TERAPIA

Para qué sirve ir al Psicólogo/a

En otras épocas, se creía que al psicólogo/a sólo iban “los locos/as”… Hoy vamos a consultar al psicólogo/a como a cualquier otro/a profesional de la salud: a veces movidos por un síntoma, otras veces por alguna dificultad o problema (físico, vincular, emocional, existencial, etc.); y otras veces para prevenir malestares y mantenernos saludables.


No hace falta esperar a tener caries para ir al dentista, o sufrir un infarto para ver al cardiólogo; al contrario! Por lo general, acudimos a esos profesionales de modo preventivo, para no llegar a ese punto… Y así como es razonable que quien sufre contracturas musculares vaya a un/a masajista, o que quien tenga problemas legales acuda a un/a abogado/a, es perfectamente lógico que quien sufra de ansiedad, depresión, confusión, angustia, desesperanza, inhibición, miedos, fobias, inseguridad, baja autoestima, etc., vaya a un/a psicólogo/a.


Cuerpo y mente no son dos cosas separadas: muchos síntomas son expresión de un sufrimiento emocional, mental, o existencial; son señales de un desajuste, de un divorcio o contradicción entre el pensar, el sentir y el hacer cotidiano… son la señal de que algo tenemos que reconocer, aceptar y modificar.
Un/a profesional con una mirada integral, no puede tratar sólo “la Mente” desvinculándola del Cuerpo: el cuerpo nos habla, y expresa muchas de las cosas que no podemos poner en palabras.

A veces, escuchamos decir “mis problemas me los resuelvo yo”; “nadie me conoce a mí mejor que yo”… Pero precisamente: cuando nuestros intentos de solución no surtieron efecto, o cuando agravaron aún más el problema, es cuando más importante es acudir a una consulta psicológica, pues de lo que se trata NO es que el/la profesional “nos resuelva el problema”, ni que conozca TODA “nuestra vida y obra”… Se trata de que nos ayude a poder comprender y resolver por nosotros/as mismos/as nuestras dificultades y conflictos actuales (y aquellos que puedan surgir en el futuro).


No se trata de crear “dependencia”, sino de que cada persona pueda aprender a valerse por sí misma:

Una buena TERAPIA nos aporta HERRAMIENTAS para que, apoyados en nuestros propios recursos, encontremos o produzcamos los MEDIOS para nuestra propia TRANSFORMACIÓN –con la guía del/la profesional–.


Un/a psicólogo/a NO va a resolver todos nuestros problemas, pero muy posiblemente nos permita verlos en perspectiva, y al cambiar la mirada y el foco podamos comenzar a ver posibilidades que antes no podíamos por tener esos “problemas pegados a nuestros ojos”… O reparar en que algunos de nuestros problemas no eran “nuestros”, ni era tan grandes como imaginábamos; y quizás comencemos a ver posibles soluciones o modos de enfrentarlos que antes estaban obstruidos…


Ir al psicólogo/a puede ayudarnos a reconocer aspectos de nosotros/as que no podemos –o inconscientemente no queremos– registrar por nuestros propios medios (y miedos)… Pero también puede ayudarnos a visibilizar nuestras fortalezas, y aquellas cosas en las que tenemos que apoyarnos para fortificar los “puntos débiles”.

Ir al psicólogo/a no va a transformar mágicamente nuestros vínculos o relaciones, pero al cambiar nuestra forma de vernos y de ver las cosas, nos puede poner en presencia de aquello que nosotros/as aportamos a cada relación, y a entender cómo las alimentamos y para qué


Una TERAPIA holística (integral) no puede tratar a la Persona como entidad aislada de otras relaciones y vínculos interpersonales-institucionales-Sociales: no elegimos mucho de lo que nos toca vivir, ni podemos elegir muchas de las cosas que SENTIMOS… pero sí podemos elegir QUÉ HACER con eso que sentimos, Y QUÉ RESPUESTA DAR frente a eso que nos pasa.

No se trata de ver a quién o a qué responsabilizamos por aquello que nos cuesta, sino ver –y entender– por qué Me cuesta. Se trata de Hacernos Cargo sin victimizarnos. Una buena Terapia puede ayudarnos a comprender que Responsabilidad es, también, nuestra “capacidad de Responder”.


EN DEFINITIVA:

Hacer Terapia puede acrecentar nuestro auto-conocimiento, elevar nuestra autoestima, potenciar el desarrollo de capacidades afectivas / vinculares, equilibrar nuestra Vida, ampliar nuestra capacidad de trabajar y colaborar con otros/as para afrontar y transformar ciertos condicionamientos sociales, y edificar nuestra vida no ya en función de la mirada ajena, sino de lo que individual y socialmente nos hace bien, de aquello que le dé SENTIDO (dirección y significado) a nuestra existencia.



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