Quienes trabajamos en Salud, venimos manifestando hace más de un año una profunda y genuina preocupación por el impacto en la salud (tanto a nivel físico como psíquico) de la población de argentina, frente a un gobierno (y una oposición cómplice) que bajo el lema de la “libertad” vienen a DESTRUIR TODO aquello que no genere réditos económicos y financieros (es decir, PODER) a quienes ya detentan y ejercen el Poder real (es decir, menos del 1% de la población).
Pero no se trata sólo de personajes siniestros del poder político / económico / mediático…
En Psicología clínica trabajamos muchas veces con la alegoría del iceberg… una cosa es lo que aparece, lo que se ve a simple vista en la superficie (en Terapia Gestalt hablamos de ‘la Figura’), y otra parte del iceberg –la mayor– que no es visible pero está en ‘el Fondo’, sosteniendo ‘la punta del iceberg’. Y digo esto porque TODA Figura surge de un Fondo, y ese Fondo es complejo, múltiple.
‘La base del iceberg’ que queda invisible, en el Fondo: se invisibilizan las transformaciones sociales (estructurales) que condicionan cómo vivimos y el ‘cómo nos sentimos’.
Por ej.: ¿Cuánta gente puede ver (y predecir a futuro) los efectos y consecuencias de la ‘in-corporación’ del teléfono celular en nuestro mundo y en nuestra vida? (“Incorporar” es, de hecho, ‘volverse carne’. En Psicología, decimos que lo psicológico modifica lo fisiológico). Veamos:
Hipercomunicación, híper-individuación, prevalencia de la imagen por sobre el contenido (narcisización de la sociedad), la disolución entre lo público y lo privado, las ‘fake-news’ (noticias falsas que se viralizan más rápido y más lejos que las verdades), el fenómeno ‘Hater’ (mensajes de odio que se masifican a partir del anonimato de las redes… Tirar la piedra y esconder la mano), el trabajo remoto o a distancia, las constantes actualizaciones y novedades tecnológicas que no damos abasto en asimilar, las miles de ofertas de qué hacer / ver / comer / y con quién, la Inteligencia Artificial… Y mil etc’s.
El mundo ha cambiado (nuestra cotidianeidad, las relaciones y contratos laborales, la forma de vincularnos y comunicarnos, la división entre tiempo laboral y no-laboral, la gestión del “tiempo libre”, etc.), pero muchos fantasmas del pasado vuelven, cual zombis, y se multiplican (como el neofascismo, neocolonialismo, neo-machismo, neo-feudalismo). Y lo que es peor, vienen a tomar el control, y a ocupar las posiciones de poder (económico, político, judicial, religioso, mediático, militar, farmacéutico, etc.).
En Octubre del año pasado, muchos/as anticipamos lo que iba a suceder (no hacía falta ser magos ni videntes, sencillamente poder mirar ‘el Fondo’): de decenas de miles de PyMES en quiebra, cientos de miles de personas despedidas y desempleadas, millones de personas empobrecidas de la noche a la mañana; recortes de presupuesto para Salud y Educación; aumento exorbitante de impuestos / servicios y costo de vida; cierre de espacios y servicios dirigidos a mujeres y la comunidad LGBT+; negación del terrorismo de Estado (así como del cambio climático y de la violencia patriarcal); desfinanciamiento de la investigación científica; etc.
El mandamiento (convertido en ‘Ideal del Yo’) de ser productivos, exitosos, a la par de esa ansiedad e impaciencia de querer todo 'YA' (o ‘ayer’ en realidad)… Esa imposibilidad de posponer una gratificación, de no valorar el recorrido sino el llegar a la ‘Meta’ (que vuelve a dejarnos frente a un VACÍO abismal que aterroriza, y nos embarca en alguna otra ‘carrera’ o ‘competición’, sea para sobrevivir o para ‘vivir a otrxs’...
Hace casi un siglo (1939) Kurt Lewin afirmaba y fundamentaba que ‘El todo es mayor que la suma de sus partes’. Hoy una gran parte de la población siente que no pertenece a su comunidad, y en cierto modo esa sensación es comprensible por muchos factores. Pero una pequeña parte de la población, que por sur privilegios de clase se siente ‘especial’ o ‘superior’ al resto, cree que las y los demás son ‘una interferencia a SU libertad individual’, creen que ‘se hicieron solos’, y se sienten desligados/as del ‘Todo’.
Si hay algo OBVIO en Salud Mental, es que la disociación o la división entre los contenidos psíquicos, equivale a enfermedad, patología, o perturbación. Y que la SALUD es equivalente a integración, intercambio dinámico y fluido entre ‘Figura’ y ‘Fondo’, entre ‘el Todo’ y la(s) parte(s).
Mucha gente confunde ‘democracia’ con ‘meritocracia’, narrativas del “o sos lobo o sos cordero”, del “si querés podés”, discursos que privatizan e individualizan tanto el éxito como el fracaso. Lógicamente, en un mundo armado para que triunfen siempre sectores minoritarios (mientras otro sector más grande saca ventajas frente a las mayorías que viven o sobreviven de las sobras), lo que crece es la culpa, la desesperación, la depresión, la sensación de fracaso personal (existencial y económico).
Claro que, si la culpa / el fracaso ‘se privatizan’, también será individual la (pseudo) ‘solución’. Lógicamente, las causas sociales de esa culpa / fracaso / depresión, quedan invisibles en el ‘Fondo’. La Figura queda fija, rígida, y ocupa toda la vida, ‘la tiñe’.
Los derechos de los que goza(ba)mos –incluso los que no se cumplen o no se respetan– se obtuvieron con sangre sudor y lágrimas de generaciones anteriores, pero desconociendo y desechando la historia, grandes sectores obnubilados termina(ro)n apoyando aquello que no sólo va a perjudicarles en lo particular, sino en lo general.
Lo dije antes y lo repito (parafraseando a Mario Rodríguez Cobo –Silo):
'El bienestar de unos pocos, termina en el bienestar de nadie'.
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