Enfoque Holístico
Una terapia con un abordaje holístico (integral) considera a la Persona como una entidad compleja (bio-psico-socio-espiritual), conectada y atravesada por otras relaciones y vínculos interpersonales, institucionales y sociales.
El Holismo (del griego, hólos: "todo", "entero", "totalidad") es una concepción epistemológica y metodológica basada en el principio Aristotélico «el todo es mayor que la suma de sus partes». Considera que las propiedades de un sistema (sea físico, biológico, social, económico, mental, lingüístico, etc.) no pueden ser explicadas por la sumatoria de sus componentes. El pensamiento y la mirada holística se caracterizan por observar un elemento –o conjunto de elementos– de un modo global e integrado, atendiendo no sólo a las propiedades o características propias del hecho o elemento estudiado, sino también de los vínculos, relaciones e interacciones con los demás elementos de su entorno.
Un enfoque holista de la Salud conecta lo físico-químico con lo mental, lo anímico con lo ‘espiritual’, y todo ello con lo histórico-social. Somos sistemas ‘abiertos’ que intercambian materia y energía con el ambiente, pero somos también vínculos, seres relacionales.
Una persona no existe en el vacío, sino situada social e históricamente, por ello debe considerársela dentro de ‘un proceso’, y en relación con la matriz social en la que se encuentra. Para un correcto abordaje y tratamiento psico-terapéutico, se debe tener en cuenta el entorno y los diferentes aspectos que hacen a la persona como tal.
Una Terapia con Enfoque Integral aporta una mirada mucho más amplia, y logra efectos transformadores en tiempos más reducidos que los tratamientos tradicionales.
Enfoque Psicoeducativo
Todo proceso psicoterapéu-tico exitoso implica, necesa-riamente, cambio o trans-formación (es decir, apren-dizaje –y/o “re-aprendiza-je”–): aprender de uno/a mismo/a a partir de obtener nuevos conocimientos sobre el modo en que funciona-mos, e información útil (o “pistas”) que puede aportar la intervención profesional.
La psicoeducación hace referencia a la información que se ofrece en terapia a las personas acerca de sus padecimientos, ampliando su conocimiento sobre sí y sus puntos de vista.
Como los fenómenos psicológicos suelen ser complejos (y en estrecha vinculación con el entorno social y cultural de la persona), la intervención psicoeducativa se puede llevar a cabo mediante el uso de analogías y metáforas para que sea entendible por cada paciente. Pueden utilizarse esquemas, dibujos, etc. (apoyo visual) mientras se da la explicación, y en ocasiones, se puede sugerir o recomendar alguna lectura (biblioterapia) para luego trabajar de forma conjunta en las sesiones, o también pueden ser películas, documentales, etc. (videoterapia).
El comprender (saber más de su situación) alivia y orienta a la persona tratada, le brinda mayor seguridad, mejores expectativas, y acrecienta su autoconfianza. La persona consigue entender los mecanismos que subyacen su situación, lo cual le permite afrontar su tratamiento desde una posición más ‘empoderada’.
La psicoeducación es parte de un tratamiento integral; actúa como un complemento que permite el desarrollo de nuevos recursos en la persona, junto a nuevas capacidades para hacer frente a situaciones que le resultan amenazantes o estresantes.
El aspecto “educativo” de la psicoterapia puede darse a partir de la revisión de ideas, valores, hábitos, representaciones, imaginarios, etc. A veces implica aprender a re-pensar(nos), a pensar utilizando otras lógicas, otros “marcos teóricos”; observar nuestras dificultades en perspectiva, cambiar la mirada y el foco para comenzar a ver posibilidades que antes no podíamos (por tener esos problemas “pegados a nuestros ojos”)… O reparar en que algunos de nuestros problemas no eran “nuestros”, ni era tan grandes como imaginábamos; y quizás comencemos a ver posibles soluciones o modos de enfrentarlos que antes estaban obstruidos…
Una terapia con enfoque psicoeducativo puede ayudarnos a reconocer aspectos de nosotros/as que no podíamos –o inconscientemente no queríamos– registrar por nuestros propios medios (y miedos)…
Pero también puede ayudarnos a visibilizar nuestras fortalezas, y aquellas cosas en las que tenemos que apoyarnos para fortificar los “puntos débiles”.
Cambiar nuestra forma de vernos y de ver las cosas, nos puede poner en presencia de aquello que nosotros/as mismos/as aportamos en cada relación conflictiva, y a entender cómo las alimentamos y para qué…
NO se trata de que el/la profesional “nos resuelva el problema” (nadie sale del 'laberinto propio' con 'mapa ajeno'), ni de que “nos interprete” y nos haga ser “conscientes de nuestros contenidos inconscientes”. Se trata de que nos ayude a poder conocer, comprender y resolver por nosotros/as mismos/as nuestras dificultades y conflictos actuales (y aquellos que puedan surgir en el futuro). No se trata de crear “dependencia”, sino de que cada persona pueda aprender a valerse por sí misma:
Una buena TERAPIA nos aporta HERRAMIENTAS (teóricas y/o prácticas) para que,
apoyados en nuestros propios recursos, encontremos o produzcamos los MEDIOS
para nuestra propia TRANSFORMACIÓN –con la guía del/la profesional–.
Enfoque Existencial
La existencia humana, se desarrolla en un proceso temporal: el Presente es el aquí y ahora, el “Quién Soy”, pero para entender quién soy debo conocer de “dónde vengo” y “hacia dónde voy”. Saber “qué quiero”, des-cubrir o concebir un proyecto, funciona como una fuerza de atracción que nos orienta en una determinada trayectoria, dotando de “SENTIDO” nuestro existir (en sus 5 acepciones: dirección –adónde–, orientación –por dónde–, significado –para qué–, registro sensorial y registro emocional –consciencia–).
Una terapia de enfoque Existencial, contempla no sólo el relato del pasado (vivencias de la infancia) y de cómo la persona transita su presente, sino también del Futuro: pone énfasis en el proyecto de vida, y en la articulación y coherencia entre las 3 temporalidades. Por eso el ‘bienestar’ o el ‘estar saludable’, se puede traducir en un vivir en paz con el Pasado, con fortaleza en el Presente, y sentir la alegría que nos “tracciona” hacia el Futuro.
J. P. Sartre, uno de los representantes más influyentes del Existencialismo, postula que, en el ser humano "la existencia precede a la esencia"; es decir, no hay una naturaleza humana que determine a los individuos, sino que son sus actos los que determinan quiénes son, así como el significado de sus vidas.
El existencialismo destaca también la importancia de Libertad humana, y de ser Conscientes y Responsables:
No elegimos mucho de lo que nos toca vivir, ni podemos elegir
muchas de las cosas que SENTIMOS… pero sí podemos elegir
QUÉ HACER con eso que sentimos, y
QUÉ RESPUESTA DAR frente a eso que nos pasa.
Una Terapia con enfoque Existencial puede ayudarnos a comprender que Responsabilidad es, también, nuestra “capacidad de Responder”. No se trata de ver a quién o a qué responsabilizamos por aquello que nos cuesta, sino ver –y entender– por qué Me cuesta. Se trata de Hacernos Cargo sin victimizarnos.
La Psicología Humanista (corriente dentro de la cual se inscribe la Terapia Gestáltica) toma aportes del existencialismo y de la fenomenología, poniendo énfasis en la variabilidad de las experiencias humanas y en la importancia del contexto social en el que habitamos: toda la existencia humana se desarrolla y transcurre en un contexto interpersonal, enmarcada y afectada por relaciones sociales.
Respecto del enfoque terapéutico de esta corriente, se apoya en un tratamiento no-directivo, centrado en la persona (y en relación a su contexto); busca entender la experiencia cada paciente y de su mundo, para poder comprender, acompañar y apoyar su proceso: ello requerirá un encuentro interpersonal libre de prejuicios.
Este enfoque contempla y valora la variedad de la experiencia humana y, por tanto, rechaza el uso de un método único para el estudio de esta diversidad.
Comments