Ayer, 27 de septiembre, se celebró en Argentina el Día Nacional de los Derechos de Niñes y Adolescentes, en conmemoración de la sanción de la Ley N° 23.849 que suscribe a la Convención sobre los Derechos del Niñas, Niños y Adolescentes, la cual enfatizó en el reconocimiento de les niñes como Sujetos de Derechos y garantías (derecho a la identidad, a ser escuchades, a la no discriminación, a la educación, a la salud, a la participación –entre otros), y la consideración primordial del interés superior del niño.
Hay muchísimos temas que como Psicólogo me preocupan (y me ocupan) en torno a las Niñeces: el abuso sexual (y el ocasional embarazo incestuoso) de niñas, niños, niñes y adolescentes, la violencia física y psicológica, la falta de cuidados y afectos en las familias, la desnutrición, la malnutrición, las condiciones de vida indignas, la vulnerabilidad social y comunitaria, y lo que muchas veces ocasiona o favorece todo aquello (la inequidad social, la injusticia, el desempleo, el desfinanciamiento de la salud y la educación, las condiciones precarias de contratación y de trabajo, la cultura machista, la justicia patriarcal, los medios masivos de comunicación y entretenimiento como transmisores de antivalores, etc.).
Les Terapeutas insistimos en la Educación Sexual Integral y en todo lo que pueda prevenir daños físicos y psíquicos en les niñes, pues cuando, ya de adultes, escuchamos /lidiamos con las consecuencias (sus temores, heridas, inseguridades, inhibiciones, etc.).
Hay quienes dicen “soy lo que soy gracias a que ‘me tuvieron cortito’ de pibe”… es decir, “gracias” a los golpes, humillaciones, desprecios e insultos… Pero no… No es “gracias” a eso, es “debido a ello” (y en el mejor de los casos, “a pesar de ello”) que son como son.
Les niñes aprenden de lo que les rodea…
De “lo bueno” y lo ‘no tan bueno’ (o “lo malo”)…
Si permanentemente se les critica, aprenden a juzgar y a juzgarse;
Si les demuestran hostilidad, aprenderán a desquitarse con otres;
Si se les ridiculiza, aprenderán a ser personas inseguras y retraídas;
Si les culpamos por lo que nos pasa, aprenderán a sentirse culpables;
Si se les enseña a callar y acatar, serán personas tímidas y sumisas;
Si respondemos todas sus preguntas o resolvemos todas sus inquietudes,
no aprenderán a hallarlas por su cuenta (es mejor preguntarles qué les parece, qué opinan, qué creen o imaginan; que se queden con preguntas y no con certezas);
Si se les está siempre encima, no aprenderán a ser independientes;
si hacemos todo por elles, no aprenderán de sus equivocaciones (y que cada caída nos enseña a ponernos de pie);
Si se les da TODO lo que piden, no aprenderán a poner(se) un límite, ni aprenderán el valor del esfuerzo;
Si se les grita y/o golpea, aprenderán a temer y a ser violentxs en lugar de a respetar;
Si sólo se les dan órdenes, aprenderán a obedecer sin cuestionar;
Si constantemente se les compara (con algún hermane u otre niñe), aprenderán a sentirse inferiores;
Si se les enseña que son “peores” que otres, aprenderán a sufrir por no “dar la talla”;
y si se les enseña que son “mejores” que les demás, aprenderán a juzgar y a competir;
Si les mentimos o pedimos que mientan, aprenderán a engañar y a desconfianza en la palabra (propia y ajena);
Si les damos mensajes contradictorios, aprenderán a dudar de sí y a vivir en la confusión;
Si no les admitimos nuestros errores ni les pedimos perdón, al crecer no aprenderán a reconocer cuando se equivoquen, ni a tratar de repararlos;
Si les retamos cuando hacen “algo malo” sin explicarles el porqué del reto, no sabrán qué hicieron “mal”, y crecerán con un sentimiento de baja autoestima;
Si se les dice “no tengo tiempo para pavadas” cuando quieran contarnos algo que les pase (o les preocupe), aprenderán que sus conflictos o problemas no son importantes (y que elles no son importantes –ni para vos ni para nadie)...
Y, por otro lado…
Si les damos ‘lo mejor que tenemos’ para darles, eso aprenderán:
Si se les cree, aprenderán a confiar (en sí y en otres);
Si se les reconocen sus logros, aprenderán a valorar y a valorarse;
Si se les brinda seguridad y apoyo; aprenderán a confiar en les demás;
Si se les reconoce sus logros, aprenderán a tener autoestima;
Si se les permite opinar y disentir, aprenderán a dialogar y a razonar;
Si se es flexible e indulgente con elles; aprenderán a ser compasives;
Si se les alienta en lo que emprenden, ganarán seguridad en sí mismes;
Si se les escuchas con atención, aprenderán a sentirse valorades;
Si se les acompaña cuando cometan algún error, aprenderán a no repetirlos
o a repararlos en el futuro;
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