La Relación con el/la Terapeuta, es única en varios aspectos. Primero, su único propósito es promover la recuperación del/de la paciente, y en este sentido, el terapeuta se convierte en el aliado de su consultante, poniendo todos sus recursos (conocimientos, habilidades y experiencias) a su disposición.
Hay dos Claves para recuperar la salud mental:
El primer principio de la recuperación, es recobrar el poder y la Confianza en 1 mismx (volver a tener cierto control de la propia vida).
En segundo lugar, la capacidad de establecer Contactos y Vínculos Saludables con otras personas y con el entorno.
Un/x psicólogx (o psicoterapeuta) tiene, como función más importante, entregarse al Contacto y devolver el control a la persona que consulta (dejar libre ‘el timón’, para que lo tome en sus manos).
Otras personas (familiares, amistades, compañerxs, conocidxs, etc.) podrán ofrecer consejo, sostén, afecto, y cuidado… pero no 'curar'. Muchos intentos benevolentes y bien intencionados de asistencia, terminan mal por no seguir este principio fundamental. Ninguna intervención que le quite el poder a la persona, tiene posibilidad de fomentar su recuperación.
La confianza en sí mismx vale más que mil respuestas o consejos que les dé otra persona; le otorga a cada consultante el poder y la responsabilidad para sanar su dolor, para superar los conflictos que le hacen sufrir, para poder interpretar sus sensaciones, seguir sus ‘intuiciones’ y recobrar ‘su Valor’, su valía.
El/la Terapeuta brinda un espacio donde quien consulta pueda decir todo lo que quiera: las cosas más íntimas, dolorosas, las que jamás contó a nadie… y todo esté BIEN.
Es un espacio seguro, privado, confidencial, para que cada paciente o consultante pueda sentirse aceptadx y aprenda a aceptarse a sí mismx.
Un/a Terapeuta debe poder escuchar libremente, para que quien consulta pueda hablar libremente: sin que le corrijan, sin que le interrumpan, sin que le digan que se equivoca, sin miradas de reprobación.
Hay quienes creen que un/a terapeuta va a “repararlxs”, como un técnico de heladeras… Pero no se trata de eso.
El Terapeuta es un recurso más para la persona que busca ayuda, pero el poder de cambiar y de sanar, está en quien consulta.
En la terapia se produce algo ‘mágico’, una transformación: algunxs pacientes se sorprenden con las palabras “Confíe en su proceso”, “Confiá en vos”, “Ud ya sabe la respuesta a esa pregunta…”. Y es muy gratificante ver cómo esa confianza ‘se transfiere’, y cada paciente ‘se apropia’ de ella.
En todo proceso de sanación, es vital el sentirse respetadx, valoradx, comprendidx y apoyadx, pues la Terapia no es siempre agradable ni “cómoda”, pero si hay confianza, con el tiempo cada paciente va desarrollando habilidades para cuidar de sí (aún si en un primer momento hay algo de ‘dependencia’), pues la meta es que logre un mayor grado de ‘independencia’ y autonomía.
Abram Kardiner define el rol del Terapeuta como el de un asistente para el paciente, cuyo objetivo es “ayudar al paciente a completar el trabajo que está tratando de hacer espontáneamente.”
Referencias bibliográficas:
- Judith Lewis Herman, “Trauma y Recuperación” (Cap. 7)
- Ellen Bass & Laura Davis, “El coraje de Sanar” (Cap. 3)
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