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  • Foto del escritorLic. Diego S. Gómez

La Relación Terapéutica (II): El Vínculo Paciente-Terapeuta

Actualizado: 17 oct 2021



La mayoría de las personas que inician TERAPIA, lo hacen por necesidad… Porque tienen un sentimiento, emoción, dolor o problema que les dificulta la vida, y que escapa a su resolución; otras personas, porque les dijeron (les sugirieron, o ‘las mandaron’).


Casi todas, vienen con cierta ilusión/esperanza, muy propia de la "concepción Médica occidental": "Ud. que 'sabe', sáqueme este peso de encima; quíteme esta molestia, cúreme de mi dolencia, extírpeme esto que no quiero tener”... Casi como ir al odontólogo a que les saque la muela que duele.


La Terapia psicológica o psico-Terapia, funciona de otro modo; remueve varios aspectos de la vida de las personas… Más que a un “paradigma médico”, se acerca a un “Modo Educativo”


Nadie quiere ver los grandes problemas de su vida, por eso muchxs pacientes (y también muchxs terapeutas –y muchas líneas psicoterapéuticas) se mantienen y focalizan alrededor del síntoma. Lo cierto es que los Síntomas NO son las Causas, sino los Efectos; lo resultante de otros conflictos, “la punta del iceberg”.


Aunque no entendamos lo que nos pasa, no lo vinculamos con nosotrxs, con nuestra vida, con nuestros vínculos, con la relación que establecemos con nuestro entorno… No nos hacemos cargo de nuestra dificultad/problema/síntoma, y nuestro lenguaje nos delata:

“Me pasa que…”, “me hacen…”, “me sacan de quicio”, “me enloquecen”… (Siempre son lxs otrxs, que “nos hacen” hacer o sentir cosas. Eso es aprendido)…


Nuestro entorno, por otra parte, nos ofrece la ‘Animoterapia’, las clásicas “Frases motivacionales”: “Arriba ese ánimo!, Ud. puede!”… con la palmadita en la espalda incluida… “Sé fuerte, No te deprimas, Nunca dejes de tener esperanza… Busca algo para hacer, para entretener la mente, para ‘no-pensar’…”.

La persona no resuelve nada, pero tiene miles de recetas a seguir que la evaden de aquello crucial…


Con todo esto (y mucho más) suele llegar una persona a la consulta:

Temor a enfrentar las crisis… a salir de su zona de confort (no por ‘cómoda’ sino por ‘conocida’)…

Buscando la tranquilidad, la calma… el ‘control’… es decir, poder seguir con la vida ‘habitual’ pero SIN ESO desagradable, queriendo evitar de aquello que les saque de ese aparente “equilibrio” que tenía, de esa zona que es incómoda y saturante… En resumen: buscando No-cambiar.



Todo ser humano, así como cualquier organismo vivo, solamente puede desarrollarse y crecer buscando y asimilando lo novedoso e imprevisto de su existencia. Esto sólo puede lograrse con flexibilidad, implicación, autenticidad, y la capacidad de asumir riesgos (o sea: abriéndonos al cambio).


LA NEUROSIS, como escribió Carmen Vázquez Bandín, es la pacificación prematura de una crisis. Pero…

LAS CRISIS son necesarias para la vida…

Fomentan el dinamismo, la flexibilidad, la vitalización.


Del mismo modo,

“la asimilación y el crecimiento

solamente son posibles

gracias a la resolución creativa

de las crisis y de los conflictos”.


Al rigidizarnos (sea en actitudes, pensamientos, sentimientos, acciones), se pierde el contacto con lo novedoso, dando paso a la rutina y a la monotonía.


Dice C.V.B., que si la vida es un río cuya agua es la experiencia, la neurosis es quedarse “atascado” en la orilla, entre el miedo y la frustración, sin dejarnos sentir placer, curiosidad, ni las novedades que nos ofrece el discurrir del río.


La Crisis puede ser aquello que “nos arranque” del tramo del río en el que estamos varados, para adentrarnos en las profundas, caudalosas y apasionantes aguas de la Vida.

Pero muchas de las personas que llegan a Terapia vienen con esta contradicción, con esta encrucijada: entre cambio y no-cambio, entre lo viejo y lo nuevo, entre mantenerse donde están o aventurarse hacia donde nunca han estado

Pero es obvio que, quien nada hace, nada cambia.

En ese punto, TODA decisión es difícil, tanto el hacer, como el no-hacer.


Frente a este posible CONTACTO transformador con “lo nuevo”, las personas generan distintos “Mecanismos de Interrupción”; por ejemplo:

La persona ‘Egotista’, aquella muy controladora con el pensamiento/razonamiento, aquella que nunca cede, se queda en lo racional y explicativo; No se abre, no se entrega al ‘Contacto’ con lo novedoso. Es quien se queda pensando sobre la vida, pero sin vivirla.


Otras personas, Confluyen, Introyectan, Proyectan o Retroflectan (aunque no quiero extenderme ahora en estos Mecanismos, que serán motivo de otro Escrito).



El sufrimiento con que llega un/a Paciente (que no siempre es puramente existencial o filosófico sino patrológico) no es un fin en sí mismo ni es un hecho, es un proceso, un desarrollo. Etimológicamente, "sufrimiento" es “algo que cargo”. Experiencia de sufrimiento, sería atravesar la carga que llevo.


Todo sufrimiento tiene un Sentido, un significado, un para qué, y muchxs terapeutas quieren “sacarle el sufrimiento” a su paciente, cual ‘bombero’ apagando ‘el incendio’ (pero ‘destruyendo la cabaña’ en el intento), haciendo que su paciente sufra más, porque no le ayuda a que aprenda a salvarse.

Si el sufrimiento tiene un sentido, dirección y significado, deberíamos al menos empezar por intentar comprender eso.


En esta línea de trabajo, la tarea de quien oficia de Terapeuta NO consiste en “calmar” (ni con medicación ni con meditación –amén de que ambas cosas puedan ser importantes y necesarias) ni en sacarle el peso de encima… Invita a su Paciente a trabajar con ESO que trae, le ayuda a cruzar el río, pero sin evitarle que se moje. Trabajamos de modo indirecto, pero apuntando a la TRANSFORMACIÓN de su Vida.


Laura Perls (pionera de la Terapia Gestalt ‘de campo’) consideraba fundamental el APOYO al paciente, y no la confrontación, ni “sacarle” o corregirle aquello que está “mal”. Siempre validamos al paciente, de ahí partimos: acompañarle para que aprenda a encontrar la salida de su laberinto. Sin interrumpir, validando su silencio, conteniendo la ansiedad... Modulando el deseo del Paciente de querer respuestas inmediatas.

Si “le sacamos” una fobia, mañana tendrá otra afección.

Apoyamos y ayudamos a que aumente su nivel de consciencia sobre este sufrimiento.

Esto significa aumentar su sensibilidad, su corporalidad, su percepción, su discernimiento. Dicho en jerga gestáltica: acrecentar el AWARENESS (que es un darse cuenta integral).


Lo que primero salen a la luz, son los hábitos, que son aprendidos, inconscientes. Muchas veces, son métodos ma/paternos, o reacciones frente a ellos.

Los introyectos (que son ‘Mandatos’ que ‘tragamos sin masticar’, que guían nuestras acciones y pensamientos) se combaten ‘masticándolos’… no se los puede extirpar ni hacer desaparecer con 'pases mágicos'.

La consciencia, la atención, desarman el automatismo. A mayor consciencia, menos automatismo.


Desde esta perspectiva no se trabaja con el "Qué" (el relato, el contenido), sino con el "Cómo" (la experiencia de sufrimiento): cómo lo dice, cómo lo vive, cómo recuerda, cómo lo imagina, cómo es su expresión facial, el tono de voz, la postura, el tipo de contacto, la postura...


El hábito nos da una estructura, un cierto sostén y resguardo, pero termina siendo una armadura que nos aprisiona, un armazón… y hay que desarmarlo. Pero todo a su tiempo, pues no podemos pedir ni exigir ni quitar el armazón sin que la persona esté lista para librarse de él… La resiliencia se construye… Y para eso está la persona del Terapeuta, para poder establecer, en el Aquí y Ahora de la sesión, un contacto saludable, con el apoyo específico para que su Paciente pueda salir de la respuesta automática, y responder de un modo nuevo y funcional a cada situación.


Para esto, quien es Paciente, necesita confianza (en sí y su Terapeuta).



Un/a Terapeuta no debe ofrecer más que eso: Apoyo, confianza, contención… Validar lo que pudo su paciente, y acompañarle en el camino del awareness (‘tomar consciencia’) de su situación, de aquello que evita.

Dicho en lenguaje coloquial, acompaña a cada Paciente en su particular proceso de que “le caiga la ficha” (de lo que NECESITA, de lo que QUIERE, y de lo que PUEDE hacer).


Un/a Paciente no necesita que le ayudemos a salir del pozo luego de una caída, sino alguien se meta en el pozo y permanezca a su lado, acompañándole hasta que pueda levantarse y salir por sus propios medios, con su propia energía e ingenio.




La Relación Terapéutica como un ‘Baile’ o ‘danza’ de a dos:


Quienes hayan leído otros de mis escritos, sabrán lo mucho que me gustan las metáforas… Pues bien, aquí va una vinculada al Baile.


Muchxs Pacientes, suponen que su Terapeuta “Sabe” (que tiene ‘LA respuesta’, ‘la llave maestra’, o bien ‘la bola de cristal’, la ‘varita mágica’), y como ‘Sabe’, esperan que les resuelva, les solucione, les dirija, que les lleveComo en un ‘Baile’.

Más que un/a terapeuta, buscan un/a líder, guía, o dirigente. Alguien que les marque el rumbo de por dónde ir, qué pasos dar, de qué hablar, por dónde retomar... O directa y sencillamente, que les diga ‘qué hacer’, que les ‘resuelva’ el problema (o cuando menos, que les dé “tips”).


Hay otras personas que, por el contrario, quieren dirigir a su Terapeuta, quieren que el proceso terapéutico se lleve adelante según sus intenciones, caprichos, resistencias o intereses.

Por lo general, este último tipo de pacientes, pasan de terapeuta en terapeuta, nadie da ‘su talla’, a menos que logren su objetivo de ‘conducir el baile’.


NO digo que aquello esté “BIEN” NI “MAL”, es sólo descriptivo; cada persona es como es, y no tiene por qué ser o hacer algo distinto.

Lo importante, es poder DARSE CUENTA de que ESO que se hace en la TERAPIA con la persona del terapeuta, usualmente se hace también fuera de las sesiones (es decir, en otros ámbitos de la vida, con otras personas).

Como enseña ‘la Ley de los Sistemas’: la parte está presente en el todo, y el todo está presente en la parte.


Lo importante, entonces, es que de ESTO podemos aprender, y nos puede ayudar para que, a partir de ‘la parte’ –el vínculo con le Terapeuta– poder transformar ‘el todo’ (o cuando menos, ‘varias partes’ del ‘todo’: vínculos con otras personas u otras cosas).


A fin de cuentas, el gran “Saber/Hacer” de les Terapeutas, es poder ubicarse en un lugar de ‘No-Saber’, para que el ‘Saber’ de cada Paciente pueda asomarse, o pueda producirse.

La “abstinencia” del Terapeuta es, precisamente, de ofrecer “tips”, soluciones, recetas, consignas, diagnósticos encasillantes, etc.


Una Terapia, si es apropiada, NUNCA será igual a otra… Y si un Terapeuta baila del mismo modo con cada paciente, podrá saber mucho de baile, pero no hará más que “introyectar” en su paciente un solo y único modo de bailar, cuando de lo que se trata, es que cada persona pueda desarrollar la adaptabilidad, la flexibilidad, y la soltura (Creatividad) para bailar con cualquier ritmo, y con cualquier otre ocasional compañere de baile.



En cuanto a les Pacientes que pretenden mantener el control (físico o mental) de su cuerpo, de su sentir o hacer, querrán hacer todo ‘perfecto’ (o parecerlo, incluso ante su Terapeuta) y no podrán entregarse a la experiencia (no podrán disfrutar del proceso, ni beneficiarse de él); pues “LA perfección” no existe, y sirve más como excusa para ‘no soltar’ el deseo de controlar(se).


TODO CAMBIO, para producirse,

REQUIERE Y NECESITA de cierta

CRISIS e INESTABILIDAD!


Que otre nos dirija, nos coloca en una situación cómoda, segura.

Y no es cuestión de que otre (terapeuta u otra persona) ’nos mueva’ o ‘nos baje’ de la rama en la que nos colgamos; sino que tomemos consciencia de que nada interesante va a suceder(nos) mientras sigamos allí, para que podamos y queramos bajar por nuestros propios medios.


Para trascender esto, hace falta sostener (bancarse) la incertidumbre, el temor, la ansiedad, la incomodidad, y ‘superar’ todas las fantasías temidas (vergüenza al ridículo, temor a hipotéticas burlas, juicios, risas, a la soledad, etc.)…


Animarnos a salir de la zona ‘segura’ y soltar el control, hará posible que podamos entregarnos al sentir que moverá nuestro cuerpo en la danza más perfecta de todas: la propia. Danza a la que, un/a Terapeuta consecuente, debería adaptarse, sin imponer nada de lo propio, para que sea su Paciente quien tome las riendas del baile… y de su vida.

Tal como una persona que no utilizó sus piernas en mucho tiempo, necesitará ayuda al comienzo (Apoyo); caminará y bailará como pueda, pero con acciones concretas que reafirmen "lo nuevo".





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