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Foto del escritorLic. Diego S. Gómez

La Violencia Psicológica (parte 2)



En este escrito, quisiera abocarme a una de las formas de la Violencia (muy particular y extendida) que es base y sostén de otras formas más explícitas: la Violencia Psicológica. Lo voy a hacer, desde ya, a modo de ‘divulgación’, desde un lenguaje llano, sin pretensiones 'academicistas' ni de rigurosidad conceptual, y desde una “perspectiva de Género”.


La Violencia Psicológica es una forma sutil de ejercer violencia, pues no deja marcas ‘obvias’ como las que dejaría un golpe (aunque el daño puede ser mucho más doloroso y duradero que –por ej.– una paliza), pero genera un daño emocional (de intensidad variable) y una disminución de la autoestima (o auto-valoración) en quien la sufre.



Decía que este tipo de violencia es la base sobre la que se montan muchas otras formas de violencia*. Solamente mencionaré algunas de esas ‘otras formas de violencias’ que se sostienen y apoyan en la violencia psicológica: física, sexual, económica o patrimonial, religiosa, etc.


*en especial, las violencias ‘de Género’, que son aquellas basadas, justamente, en el género de la persona: relaciones de dominación masculina, y subordinación femenina, avaladas y 'naturalizadas' por una sociedad machista, por una cultura patriarcal.

Como escribió la Dra. Ana María Fernández, “para que exista la violencia del golpe, la violación, el acoso, etc., es necesario que una sociedad haya, previamente, inferiorizado, discriminado, fragilizado al grupo social que es objeto de violencia. Sólo se victimiza a aquel colectivo que es percibido como inferior. (…) Estos procesos son invisibilizados, están ahí, pero se los considera ‘natural’. Violencia visible e invisible conforman un par indisociable”.


La violencia psicológica puede llegar a tales extremos, que en ciertos casos, sería más correcto hablar de ‘Terrorismo psicológico’ o ‘tortura mental’.


La violencia psicológica, al igual que la Violencia Simbólica, degrada y controla las acciones de la víctima, aunque lo hace a través de amenazas, intimidaciones, humillaciones, manipulación o aislamiento.

'Lógica machista'

Entrando en tema:

La VIOLENCIA PSICOLÓGICA incluye un repertorio amplio de TIPOS (que a continuación voy a ‘desplegar’), y vale aclarar que dichas formas no son exclusivas –van más allá– de la violencia de género; también se ejercen en el ámbito familiar, doméstico, grupal, e institucional (religioso, laboral, político, etc.) hacia personas de cualquier género, edad, etnia, grupo, etc.:


> Subestimar: siempre te van a explicar cómo son las cosas, porque: “¿Qué vas a saber vos?”… “Vos no sabés”, “Vos no podés”, “Vos no podés saber”… O sea: no te van a insultar, no te van a “decir” que sos ‘idiota’, pero te van a tratar (y a intentar “hacer que” te sientas como) idiota –o algo similar–.


> Degradar, Descalificar, Insultar, Criticar, Menospreciar, Juzgar y Estigmatizar: hacerles sentir Vergüenza e inseguridad, socavar su autoestima, le hacen dudar de sus ideas y percepciones. Descalifican y muestran desprecio; te comparan y te hacen creer que sos poca cosa. También, Humillar (y hacer comentarios o “bromas” hirientes) en público y en privado. Critican, se burlan, reprueban tu forma de ser, te ponen en ridículx, te discuten y pelean en público.

“Andá a cambiarte eso, que parecés una puta!”; “Vos no entendés nada!!” “Sos una idiota, no servís para nada!”; “Sos horrible, no sé cómo pude fijarme en vos!”; “Mirá el cuerpo que tenés!, das asco!, ¿quién te va a querer así!?”; “Con lo fea que sos ¿quién te va a querer violar?”

> Destratar, Ningunear, Confundir, Ignorar o no responder (irse de una discusión): Muestran poco o nulo interés en vos, en tus opiniones o actividades, en tus sentimientos y pensamientos. No te demuestran afecto ni interés de querer estar con vos, te hacen sentir poco relevante en sus vidas.


> Sabotear: Socavar la confianza y la autoestima de la víctima. “No te hagas ilusiones, que seguro te va a ir mal, y después vas a terminar llorisqueando, como siempre...”.

Nunca podemos saber hasta dónde es capaz de llegar una “buena persona” cuando ve amenazado su lugar de privilegio o del poder que tiene sobre otrxs.

Ejemplo: personas que pasan de ser “lo más”, “lo mejor”, “la mano derecha”, “la persona más confiable”, “genix” o “genial”, etc., a ser tildadas de todo lo opuesto ni bien se apartan de los carriles trazados por el/la líder, condenándoseles al ‘exilio’, declaradxs ‘herejes’, ‘traidor/as’, ‘egoístas’, ‘malvadxs’, etc.

(yo diría que, cuando lo hayas logrado, te van a criticar por haberte 'cortado solo/a', por querer 'hacerte ver', por querer 'sobresalir' y 'figurar', por tu 'egoísmo y egolatría', etc.)

> Celar: “¿Y ese quién es??”; “¿Qué hacías al lado de ese/a en la foto?” “Que no me entere de que le hablaste!”

> Vigilar, Controlar y prohibir: Se comportan como autoridad y buscan tener el control. Revisan tus cosas, te preguntan con quién estás y por qué, te controlan sobre tus actividades y amistades; manejan tu agenda.

“¿Qué hacías conectadx a esas horas?”; “Te estuve llamando!, ¿con quién hablabas??!”

Vigilan lo que hacés, desde la hora que saliste o volviste, si encendiste tu teléfono, si chateaste o hablaste con alguien, adónde y con quién fuiste… Controlan tus salidas, la ropa que vas a ponerte o a comprar, etc.

Exigen que le consultes cualquier cosa que quieras hacer, aunque te hayan delegado a vos la tarea.

> Mentir, Manipular: logran que hagas cosas que no deseas; se ofenden por cualquier cosa, te hieren y lastiman pero luego piden disculpas y ruegan otra oportunidad, etc.

> Extorsionar, Chantajear: te amenazan con dejarte si no hacés lo que quieren, o con lastimarse o matarse si lxs dejás… O con revelar información privada a menos que hagas lo que te piden… etc.

“Ok, sos libre de elegir, pero olvidate del trabajo que te iba a conseguir…”

> Aislar: alejando a la víctima de su entorno, la reducen a nada; le quitan su red de apoyo (familia, amistades y personas que quiere), la alejan de su pasado, de su identidad, haciéndola cada vez más dependiente (en lo económico y emocional) y sumisa. “No me gusta que te veas tanto con tus amigxs… ¿no te das cuenta que te usan??” “¿Preferís estar con ellxs que conmigo!??”

> Intimidar, Gritar: “Este es el cuarto mensaje que te escribo… Respondeme YA!!” “Ni se te ocurra volver a contradecirme en público otra vez!”

> Ocultar información importante, documentos, esconder el celular; borrar charlas y conversaciones (etc.)

> Tergiversar: llamar ‘Confianza’ a la sumisión y a la obediencia… Ocultar el Despotismo bajo el pretexto de “somos familia” / “pareja” (etc.).

> Atemorizar: Romper y tirar cosas, destruir objetos apreciados. “Me vuelvo a enterar que hacés lo mismo, y no respondo por mis actos”.

> Culpabilizar: Te responsabilizan por todo lo negativo en la relación. “Es todo tu culpa!” “Vos provocaste todo esto!” “Sos súper-egoísta!!” (‘por no hacer lo que yo digo o quiero’).

Este mecanismo (junto con la Amenaza de Castigo) es el característico de la Violencia Religiosa: “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”

También, oh casualidad, es una forma de violencia que suele acompañar abusos y violaciones (violencia sexual): lxs victimarixs siempre van a intentar hacer que la víctima crea que es quien causó el problema, que el problema es SUYO, o que está confundiendo las cosas, y que su enojo o su ofensa es irracional.

El victimario siempre tiene “razón”… aunque es una ‘razón represora’, sostenida en el trípode ‘mandato-amenaza-culpa’.


> Engañar, Desestabilizar, Confundir, Dar mensajes contradictorios (por ejemplo, de amenaza y de dulzura… ‘psicopatear’): “¿Por qué no?... ¿No me querés más??”; “¿Por qué sos así??!”; “Perdoname… ¿No ves?, ¿ves lo que me hacés hacer? Si veníamos bien!, ¿tenías que empezar otra vez con lo mismo!? Me sacás!”; “No merecés estar con alguien como yo…”; “…Perdón!!!... Te juro que es la última vez!!” “Te prometo que voy a cambiar!”

Todo esto (y mucho más), se hace con el fin de mantener a otra persona bajo CONTROL, DOMINADA; es decir, mantenerla en posición de ‘OBJETO’ (de ‘cosa’: maleable, utilizable, funcionalmente útil; sin capacidad de pensamiento, voluntad ni decisión).

Una persona puede ser convertida en ‘Objeto’ de distinta clase: de admiración, de tutela (cuidado, protección); de ‘conquista’, de uso (sexual, laboral, servil, etc.), de abuso (para golpear, degradar, violar, asesinar), etc.

Hay personas expertas en el uso de la violencia psicológica, son lxs psicópatas y sociópatas (ciertas clasificaciones utilizan el término “perversas”: aquellxs que gozan con la angustia y el sufrimiento de otrxs). Mienten y manipulan con tal de tener siempre la razón.

Saben elegir bien a “su presa”, y tienen las palabras justas para hacer que –con el tiempo– la víctima piense y sienta como el /la victimarix, hasta colonizar su mente, y hacer que adopte su punto de vista y que lo defienda como ‘verdad’.


Como veremos (en algún escrito venidero), una vez que ya quedamos envueltxs / atrapadxs en esta red vincular, no es NADA fácil salir de este tipo de relaciones (en especial, en la violencia de género, en el interior de las parejas), y el factor más destacado es, simple y sencillamente, porque NO NOS DAMOS CUENTA de que nos están VIOLENTANDO.

Únicamente tomando cierta distancia (cosa que lxs victimarixs no suelen dar) y pudiendo mirar la situación desde otra perspectiva, podemos caer en cuenta de todo lo que estábamos sufriendo… de todo lo que nos violentaban, y de todo lo que PERMITIMOS que nos hagan (ponerlo en estos términos es útil para ‘responsabilizarnos’, para recuperar nuestro ‘poder’ de decidir y de cambiar una situación, nuestra intencionalidad, nuestra capacidad de responder de otro modo frente a una situación violenta).

A grandes rasgos, podemos decir que, en una Relación “sana” (de pareja o de cualquier tipo), el vínculo es fructífero para cada integrante, hay respeto mutuo y c/u se siente a gusto en la relación. El vínculo es ‘permeable’, es decir, hay intercambio e interacción con otras personas (compañerxs, amigxs, flia., etc.). Desde luego, la libertad de hacer y decir se da de hecho. Hay actividades compartidas y planificadas donde cada integrante la pasa bien. Hay confianza para hablar de cualquier tema, y hay una escucha mutua, sin la presión de tener que dar “LA” solución o respuesta ‘justa’. Comparten sus sentires, sus pesares, sus alegrías. Se acompañan.

En una relación “in-sana” (o no-saludable) hay críticas y reproches, hay comparaciones hirientes y burlas; hay humillación y desprecio. Hay gritos, violencia verbal y también puede llegar a la física… incluso a la violencia sexual, aunque pretenda pasarla por otra cosa (por ejemplo, el forzar una relación sin consentimiento, como cuando la pareja está dormida). En una relación “in-sana” se vigila y controlan horarios de llegada, mensajes, llamadas, mails, dinero, etc. Llega un punto donde hay tensión y temor a expresar un simple desacuerdo, al punto de anular las decisiones propias… al punto, incluso, de no saber qué querer o qué pensar o qué sentir (desconexión y absoluta falta de contacto con unx mismx).




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