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Foto del escritorLic. Diego S. Gómez

Paternidades y Día del padre



Cada 3er domingo de Junio, se celebra en Argentina el “Día del Padre”.


Para muchxs niñxs y adolescentes, el día del padre es, lamentablemente, una sola vez al año: día en que sus ‘progenitores’ –con suerte– ‘se acuerdan’ de que son ‘padres’, y les hacen un regalito o los llevan a pasear a algún lugar. Luego, exhibirán esas fotos en sus redes sociales durante todo el año.


Para muchxs otrxs niñxs y adolescentes (y también adultos), afortunadamente, el día del padre es –también– una sola vez al año, día en que sienten que “TIENEN QUE” saludar, felicitar, visitar (etc.) a sus progenitores, para cumplir con el ‘ritual’ de una cultura androcéntrica (centrada en los hombres).


Para otros/as (grandes y ‘peques’), el día del padre es un día triste, de nostalgia y añoranza, por el vacío que dejó la ausencia de ese ser –muchas veces querido–, que (teniendo o no “lazos de sangre”) marcó sus vidas de modo muy profundo.


A veces, los parecidos con nuestras figuras parentales (tanto a nivel físico, actitudinal o de carácter), son más de lo que nos gustaría… o menos.

Pero por cercanía o lejanía, por identificación o por rechazo, son nuestro modelo (de lo que queremos –o no– ser y hacer)…

Esto no es ocurrencia mía, es lo que muchos/as psicoterapeutas escuchamos en los consultorios, de boca de personas de distintas edades y condiciones sociales.


La presencia o ausencia paterna, no es –en sí– ni buena ni mala (dependerá de cada caso)… Hay personas que mejor tenerlas lejos, o directamente mejor no-tenerlas. El problema, muchas veces, es “el chip cultural” de que ‘DEBE HABER un PADRE’ (como si el "Rol o función paterna" tuviese que ser llevado adelante por un varón). Aclaremos que “padre”, no es igual a “donante de esperma” (en el caso de ser cis-hétero) ni ‘progenitor’…


Cuando una práctica cultural se mantiene con el correr del tiempo, se hace más difícil no sólo de modificar o desterrar, sino también de visibilizar como “socialmente construido”… pues se va ‘normalizando’: se ve, se piensa y se siente como “algo natural”


Históricamente, los hombres han tenido el mandato (implícito o explícito) de Ser ‘sementales’, de entender la ‘fertilidad’ como potencia o poderío (sexual), de ‘embarazar’ como prueba de ‘hombría’ (etc.); y consecuentemente, han (hemos) tenido (tenemos) el privilegio y aval social de no responsabilizarnos y de no-hacernos-cargo de ‘paternar’ –o de hacerlo del modo en que se nos plazca, negligentemente, despreocupadamente–.


Muchos se creen “buenos padres” por “no haberles hecho faltar nada” a sus hijes, o por haber ido a algún acto escolar, o por haberle llevado al médico o a la plaza alguna vez, o por “no-haberles-pegado nunca”, o por haberles pegado “sólo un buen chirlo a tiempo”… Pero los peores daños no son los castigos físicos, sino el abandono, los gritos e insultos, las mentiras, la subestimación, la denigración, los juicios categóricos, las amenazas, el destrato… las imposiciones (el no-reconocimiento de la singularidad de cada hije).


Mucho se podría escribir en torno a las paternidades (i/responsabilidades, des/interés, des/compromiso –tanto a nivel vincular, económico, crianza/cuidados, tiempo dedicado, etc.); pero me contentaré con compartirles este breve VIDEO (de apenas 1 minuto), que espero se tomen el tiempo de ver:



No podemos esperar peras del olmo: en una cultura patriarcal, el peso de los cuidados y las crianzas, recae (como sucede hace siglos y milenios) en las mujeres.

No son tantos (en porcentaje) los padres que se ocupan de las tareas que culturalmente se le asignan a las mujeres (incluso sin ser madres… basta con que sean hermanas, tías, abuelas, pero mujeres al fin)…

En cambio, son un alto porcentaje las madres que se ocupan de las tareas que tradicionalmente eran asignadas a los padres (trabajar, proveer económicamente, acompañar, aconsejar, etc.).


Lentamente, la cultura patriarcal –y su consecuente machismo– vienen siendo señalados y cuestionados en distintos ámbitos, y una parte crucial tiene que ver con las RELACIONES DE PODER (desiguales, injustas) entre varones y varones.


Muchos varones/padres se vanaglorian por “ayudar”, por realizar tareas que (se) considera(ba)n “de mujeres” (lavar ropa, baldear, limpiar el baño, etc.) o “de mujeres-madres” (cambiar pañales, cocinar, dar de comer, etc.).

Pasar de la inequidad a lo equitativo, implicará no sólo el “co-Laborar” (trabajar conjuntamente, o ‘repartir las tareas’), sino sobre todo, la co-Responsabilidad (capacidad de responder a determinada situación de modo autónomo, sin que tengan que ‘decirme qué hacer’, a partir de acuerdos compartidos).


Tristemente, muchas niñas, niños, niñes y adolescentes, siguen siendo el ‘botín de guerra’ de progenitores que “juegan a ser adultos”, pero con una inmadurez emocional y falta de empatía alarmantes y perjudiciales para hijxs y madres (sobre este tema, escribí AQUÍ).


La manera más eficaz de combatir todas las violencias machistas (tanto en lo sexoafectivo como en el rol paterno: –desde el abandono, la indiferencia, la desprotección, hasta la violencia y el abuso) es a través de la educación… y sabemos que les niñes aprenden de lo que ven, de nuestro ejemplo, no de nuestros dichos.


Somos co-constructores de la realidad, y cada una de nuestras acciones (e inacciones), cuenta: suma, resta, divide o multiplica. Ojalá no nos dé lo mismo.


Por eso seguiremos hablando de “paternidades” (en plural), pues hoy en día conviven modelos co-responsables, tiernos, expresivos, presentes, disponibles, junto con otros modelos mucho más nocivos, patriarcales, violentos, económicamente ausentes, emocionalmente distantes –o directamente inexistentes–.


Felicidades a aquellas personas que ejercen el rol paterno los 365 días del año, sin importar si son padres ‘por lazo sanguíneo’ o ‘del corazón’, y sin importar si son padres de ‘criaturas humanas’ o ‘no-humanas’. Y esto, independientemente de si es una familia con 1 papá, con 2 papás, con dos mamás, o con 1 o más ‘xadre/s’, pues el “Rol paterno” no es exclusivo de la familia tradicional heterosexual, ni depende de la genitalidad ni del género autopercibido.

Un saludo especial a aquellxs padres y 'Xadres' que se esfuerzan para despatriarcalizar su vida y su paternidad.




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