En todo vínculo o convivencia, tarde o temprano, se presentan dificultades, conflictos, etc., que en ocasiones se transforman en ‘problemas’ de distinto tipo (y no pocas veces, esos problemas se vuelven ‘peleas’, discusiones o agresiones).
Por lo general, son –primero y ante todo– problemas de comunicación, pues hay ‘cortocircuitos’ e interferencias en la escucha, y los ‘imaginarios’ (suposiciones, creencias, malinterpretaciones, preconceptos, rencores, etc.) ‘se infiltran’ y acaban teniendo más peso que ‘lo concreto’ (lo tangible, lo perceptible).
Entonces cada integrante de la pareja tiene, a su vez, una suposición de lo que la otra persona piensa o siente… Y así se va construyendo un castillo de creencias y conjeturas que nos alejan de lo concreto en el Aquí y Ahora, quedando sepultado el verdadero conflicto.
Por ello, es importante determinar si el conflicto es a nivel del Vínculo (intimidad, afecto, sexualidad, heridas del pasado aún abiertas, temores, inseguridades, etc.), o a nivel de la Construcción (desacuerdos en el esquema de vida, organización diaria: convivencia, crianza, dinero, tareas hogareñas, responsabilidades, metas, proyectos, etc.).
La tarea del terapeuta será empezar por observar la interacción de la pareja, trabajar para que puedan entenderse y consensuar soluciones para los diferentes conflictos que puedan aparecer.
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